BIOGRAPHY

 Joaquín Arroyo de la Rocha (Madrid, 1990), conocido como Derom, encontró en el graffiti y el muralismo el punto de partida de su trayectoria artística. Con solo 12 años empezó a intervenir muros, y fue allí, entre la calle y la gente, donde su obra fue tomando forma y evolucionando.

 Durante más de 12 años y hasta día de hoy ha trabajado como muralista profesional bajo el nombre Masmural.com, realizando encargos para marcas como BBVA, Levi’s, McDonalds, Vicio, Movistar o Cepsa entre otras, y pintando murales en ciudades como Miami o Bangkok. Esta etapa le ha brindado mucho oficio, y la capacidad de conectar con el público a través de sus murales. Muchos de esos encargos se reflejan de forma directa en su obra actual.

Paralelamente a su actividad como muralista, profundizo en su formación estudiando Diseño Industrial en el IED (Madrid), y un Máster en Ilustración Creativa y Publicidad en EINA (Barcelona). Esa mezcla entre calle y universidad, entre oficio y estudios, y entre técnica y experiencia define parte de su lenguaje actual.

Durante la pandemia, empezó a pintar cuadros de relojes tras un encargo. Donde se puede ver la finura de sus ilustraciones y el nivel de detalle. Esto lo ha convertido en un artista muy versátil, capaz de hacer murales en gran formato con spray, lienzos con pincel o ilustraciones milimétricas plagadas de detalles.

Su obra pictórica retrata iconos industriales, marcas y objetos que definieron el siglo XX, símbolos que construyeron un imaginario colectivo global. Elementos que marcaron la vida de generaciones y que hoy reinterpreta en clave Pop y Street Art, otorgándoles además un significado que va más allá de lo figurativo de aquellos maravillosos años.

Se interesa por lo que resiste al tiempo: “Un coche clásico de los años 60 sigue emocionando hoy”, “una marca creada hace 70 años continúa viva en la cultura actual. Pinto lo clásico porque lo clásico es eterno. Creo profundamente que los años dorados de la humanidad se vivieron en la segunda mitad del siglo XX. Una época en la que se soñaba con un futuro optimista, tecnológico y abundante; donde la industria, el diseño y la estética eran símbolos de progreso y libertad. Hoy vivimos en una cultura acelerada, digital y efímera. Todo caduca, todo se consume rápido, todo se olvida. Mi pintura rescata lo contrario: lo que permanece, lo que no se diluye con las modas, lo que sigue siendo bello después de décadas y lo seguirá siendo dentro de siglos.”